Dolina entró en el Café Tortoni de Buenos Aires, lugar desde donde hace tiempo conduce su programa, pasadas las 23. Desde aquellas mesas que supieron escuchar a Borges, Macedonio, Marechal, aguardábamos el instante de la nota. Detenido en medio del café y buscando a un productor que nunca llegó, Dolina esperaba que le dijeran: - Disculpe Alejandro, nosotros teníamos una entrevista para hoy...Septiembre de 2000.
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